HACEMOS EL AMOR O TENEMOS SEXO. SOMOS PAREJA?



    


Se puede afirmar que el deseo sexual es el anhelo del contacto con el cuerpo de otra persona y el placer que produce ese acto; la actividad sexual es la que tiende a satisfacer tal necesidad,

Entonces preguntémonos: ¿Cómo reconocer las diferencias entre hacer el amor y tener sexo?

Por su puesto, hacer el amor necesariamente implica mantener relaciones sexuales, sin embargo, tener sexo, por más bueno que sea, no es forzosamente compartir un acto de amor.

Además de la diferencia más lógica que es la existencia o no del amor, te presentamos otras que ponen una línea divisora entre hacer el amor y tener sexo.

Estimulación. Puesto que el sexo es un deseo de contacto con otro cuerpo, es una actividad “mecánica”: frotar, tocar, acariciar, son solo parte de una estimulación física, no buscan llegar a las emociones profundas como cuando se hace el amor.

Implicación espiritualHacer el amor es algo espiritual y el sexo es físico, si se unen los dos en el primer aspecto se puede llegar a formar una pareja, el problema es que esto se puede confundir porque en el fondo siempre se desea compartir todo, afirma la sicóloga Susana Saenz.

LenguajeEl lenguaje del amor implica pensamientos y percepciones que unen los cuerpos y la mente, por lo mismo se usan frases como “dos corazones que laten como uno mismo”, contrario que en el sexo donde solo busca excitar y se usan comentarios como “quiero sentirte toda”.

ComplacerCuando se tiene sexo lo que se busca es la autogratificación, el cumplimiento de un deseo egoísta, por lo mismo no importa si la otra persona está satisfecha, tuvo orgasmos o es feliz, mientras que al hacer el amor lo más importante es lograr todo eso en el otro o que sea mutuo.

Complicidad. A diferencia del sexo, hacer el amor disuelve el abismo entre “tú” y “yo”, aunque no se sea pareja, con este acto se comparten  el alma, esperanzas, sueños y expectativas, pero sobre todo se renuncia por un instante a la separación que existe en la vida

TiempoDe manera regular cuando se quiere sexo cualquier momento o circunstancia es buena para llevarlo a cabo, lo que se desea es el placer, el orgasmo. Hacer el amor implica pasar todo el tiempo que sea posible juntos, porque es un acto de sensualidad más que de sexualidad.

Compartir. Cuando se termina de hacer el amor se comparte la noche juntos en la cama, caricias y pensamientos románticos que hagan más especial el momento, pero cuando solo se tiene sexo es sencillo que cada quien tome su camino o si permanecen juntos que únicamente duerman.

Podemos llegar a afirmar que ninguno de los dos actos es mejor o peor, depende de lo que deseas y los sentimientos que tienes por la persona.

Estar enamorados supone olvidar las diferencias entre hacer el amor y tener sexo, y elegir el que más placer les brinde para el momento que se encuentren.


Los requisitos básicos para que una unión pueda calificarse como pareja son tres, a juicio de Raúl González Castellanos, sexólogo y terapeuta de pareja del centro de sexología y psicología Ars Amandi, en Madrid: “Intimidad, pasión y compromiso. 

El primero se podría llamar también complicidad”, aclara González. “Si hay mucha intimidad pero no hay pasión, yo diría que hay una muy buena amistad. Si hay pasión pero no compromiso o intimidad, se trataría de amantes. 

El sexo es un elemento que, al igual que hacen los bonobos, se utiliza a menudo como herramienta pacificadora, para bajar la guardia o firmar una tregua, pero si no hay ningún otro nexo de unión, la pareja acaba por deshacerse”. 

En este aspecto, y según Iván Rotella, “los hombres demuestran una mayor capacidad de resistencia en esta situación, ya que pueden seguir manteniendo relaciones sexuales, aún cuando el resto de la estructura que sostiene a la pareja se desmorone. A la mujer, por su forma de entender el sexo, de una manera más global, le resulta más complicado. Siempre pongo el ejemplo de que el hombre vive en un piso con habitaciones separadas –puede compartimentar más sus emociones-; mientras que el género femenino ocupa un loft, donde esconder algo resulta más complicado”.

 Malinterpretaciones en torno al sexo y al amor

Muchas de las causas de prolongar la vida de pareja con respiración asistida, cuando está ya ha dejado de utilizar sus pulmones hace tiempo; o de tirar la toalla y denegarle una segunda oportunidad, están en una mala concepción, no solo de lo que es una pareja sino de lo que es el amor y el sexo.

A Iván Rotella le gusta decir que “el amor suele estorbar mucho en las relaciones de pareja. Me refiero a esa mala concepción de lo que significa este término. El amor no lo justifica todo, ni es algo que se alimenta del aire, ni un modelo determinado que tengamos que copiar. Hay muchas formas de amor, y por lo tanto de parejas, y hay que elegir, e incluso construir, la que más se ajuste a nuestros deseos. Es también muy probable que, con los años, haya que revisar ese modelo. Por tanto, la pareja está en permanente estado de negociación –que no de conflicto– y en esa negociación hay que buscar el bien común y eliminar palabras como ‘culpa’ o ‘sacrificio’, para sustituirlas por otras como ‘responsabilidad”.

El amor tampoco tiene mucho que ver con esa imagen almibarada de la pareja siempre de acuerdo, siempre junta, en la que uno hace las veces de protector y el otro de hombre sensible o damisela en peligro. “Doy muy poco tiempo de vida a las parejas que llegan a la consulta y me dicen, ‘nosotros nunca discutimos’. Al fin y al cabo discutir, siempre y cuando se haga de forma civilizada, es una forma de comunicación y ésta, junto con la confianza, el sentimiento y el sexo, son los cuatro pilares que sostienen una relación”, confiesa Rotella. 

Según González Castellanos, mantener ámbitos de independencia y libertad es otro de los requisitos necesarios para crear un medioambiente en el que Cupido crezca y siga practicando el tiro con arco. “Si no existe esto, entramos en una relación opresiva, en la posesión. Puede ser muy reconfortante tener a alguien que se ocupe de nosotros y nos haga la vida más fácil, pero cederle demasiado cuidado se traduce, también, en permitirle más control. Algo que puede resultar peligroso”.

En palabras de Rotella, “los celos, aunque estén justificados, no tienen nada que ver con el amor, sino más bien con la sensación de propiedad y la inseguridad personal del que los tiene. En este aspecto, las parejas liberales cultivan un mayor respeto y menor afán posesivo, aunque sus problemas vienen muchas veces por liarse con su particular concepción del amor. Podemos tener sexo o desear a muchas personas, pero uno no puede enamorarse de más de dos personas a la vez. Hasta desde el punto de vista biológico es imposible”.

Hasta aquí este post. Ahora les corresponde a ustedes refelexionar.

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Probablemente tendrán muchas dudas.

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