COMUNICACIÓN NO VERBAL-AYUDA PARA LA ESCUCHA

COMUNICACIÓN NO VERBAL - UNA AYUDA PARA LA ESCUCHA
Margaret Hough (Counseling)



Egan (1994) describe lo que llama “microhabilidades” que los facilitadores pueden utilizar cuando trabajan con los clientes. Egan describe estas habilidades con el acrónimo SOLER  (en inglés). Este acrónimo puede ayudarle a recordar los aspectos del comportamiento no verbal que fomentan la escucha activa, y se utiliza del modo siguiente:

S (Squarely). Siéntese justo delante del cliente. Así le hará saber al cliente que le presta toda su atención.

O (open). Mantenga una postura abierta. No se cierre rígidamente cruzando brazos y piernas.

L (lean). Inclínese ligeramente hacia el cliente con una actitud de interés.

E (Eye). Establezca contacto visual con el cliente, pero evite mirarle fijamente.

R (Relax). Relájese y no juguetee con nada. Intente adoptar una postura natural en relación con el cliente.



Evidentemente, es difícil estar totalmente relajado y desinhibido, especialmente al principio del aprendizaje de las habilidades. Además, lo que consideramos una postura relajada y cómoda puede no ser exactamente lo mismo que lo descrito anteriormente. Algunas personas se sienten más cómodas sentándose ligeramente al lado del cliente. Esta posición tiene la ventaja de transmitir fuertes mensajes subliminales de apoyo al cliente. En otras palabras, es una forma de decirle “estoy a tu lado”. Sin embargo, puede ser más difícil mantener el contacto visual en esta posición. Lo importante es que siempre debe de prestar atención al cliente, y cualquier forma de sentarse que lo facilite será adecuada. Las barreras evidentes, como escritorios y mesas no deben interferir entre el cliente y el counselor, y el ambiente global de la sala donde se desarrolla el counseling debe ser cómodo, sin interrupciones y privado.

GESTOS Y TACTO

Probablemente se sienta bastante cohibido cuando empiece a practicar las habilidades del counseling. Cuando se realizan prácticas en video como complemento de la formación, los estudiantes suelen quedar sorprendidos al comprobar hasta qué punto realizan gestos o movimientos nerviosos cuando escuchan a los demás. Aunque en principio esto no resulta muy agradable de ver, sin embargo es muy útil a largo plazo, porque sirve para identificar algunos estilos de comunicación incorrectos que pueden corregirse. El uso excesivo de gestos puede ocasionar un cierto malestar entre el cliente y el counselor, de modo que los cunselors deben minimizarlos al máximo. Los propios clientes pueden estar preocupados e inquietos inicialmente, pero cuando los counselors dan un buen ejemplo con actitudes de tranquilidad y quietud, los clientes suelen relajarse como resultado de las mismas.


La cuestión del tacto con respecto al cunseling terapéutico es difícil, y en muchos casos tocar se considera inapropiado por varias razones. Algunos clientes, por ejemplo, sufrieron abusos físicos o sexuales en el pasado, y por consiguiente pueden temer este tipo de contacto. Los counselors en prácticas que ya trabajan con clientes o pacientes en otros entornos, como la asistencia, por ejemplo, pueden utilizar a diario el tacto en su trabajo. Sin embargo, el tacto se utiliza de forma impersonal y es poco probable que las personas a las que ayudan lo malinterpreten. En cambio, los clientes en counseling terapéutico pueden malinterpretar cualquier contacto que se produzca, precisamente porque no es, en un sentido estricto, un componente esencial o integrante de esta relación. Esto no significa que los counselors no utilicen nunca expresiones táctiles de apoyo. Cada counselors utiliza el tacto de una manera diferente, y con un grado de soltura distinto. Las diferencias culturales son importantes en este caso también, porque lo que puede resultar cómodo para un grupo puede serlo menos para otro. Todas estas diferencias ponen de relieve lo que comentábamos antes, en el sentido de que la comunicación táctil debe considerarse con prudencia antes de utilizarla, y cuando haya la más mínima duda, es mejor evitarla totalmente.

SILENCIO

Para escuchar eficazmente, evidentemente, hay que estar en silencio. Sin embargo, estar simplemente en silencio no basta, porque el cliente necesita saber que el counselor está interesado y presta atención a lo que está diciendo. Esto significa que deberá mostrar con su conducta que está realmente “con” el cliente en todo lo que él dice. El silencio es otro aspecto de la comunicación que le puede cohibir al principio, y cuando uno se siente incómodo así siempre tiene la tentación de rellenar los silencios, ya sea formulando preguntas o terminando las frases del cliente en su lugar. Sin embargo, debe recordar que los clientes suelen necesitar periodos de silencio para pensar, o cuando sienten una emoción o un sentimiento muy fuerte. Si no se les permite hacerlo, casi con toda seguridad considerarán cualquier intervención impertinente y poco sensible. Los clientes comunican mucho a través del silencio, tanto a sí mismos como al counselor. Asimismo, los clientes suelen referirse a su silencio con posterioridad, y al hacerlo pueden aclarar algunos aspectos de sus problemas que podían haber quedado ocultos en el pasado.



ROPA Y ASPECTO DEL COUNSELOR

Los counselors, como sus clientes, revelan mucho más sobre sí mismos de lo que piensan. Los valores personales, e incluso el estado de ánimo, suelen apreciarse a través de la manera de vestir y el aspecto de una persona, y alguien que aparezca desaliñado y despeinado es poco susceptible de ganarse la confianza de sus clientes. Por otro lado un aspecto demasiado glamuroso o sofisticado, puede cohibir a algunos clientes, especialmente aquellos que sufren problemas relacionados con la imagen corporal o su aspecto personal. Sin embargo, los diferentes estilos de ropa o de vestimenta no significan lo mismo para todo el mundo, lo cual sugiere que los counselor probablemente deben vestirse de forma más cómoda para ellos. Sin embargo, existen ciertas áreas del counseling en que la ropa informal parece la más adecuada. Los counselors que trabajan con grupo de personas desfavorecidas, o con personas que tienen problemas con el consumo de sustancias, suelen sentirse más cómodos con sus clientes cuando se visten de manera informal. Probablemente la única norma que se debe aplicar a rajatabla en relación con la ropa y el aspecto del counselor es el respeto por los clientes. Los counselors deben ser sinceros consigo mismos, pero también deben vestirse de manera que inspiren cierta confianza en sus capacidades y en su competencia.








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